El aula de los goles XIV: MURPHY PASÓ POR ALLÍ
- Creado: Domingo, 26 Enero 2014 20:15
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El Sta. Teresa juvenil juega un excelente partido. Después de ir ganando por dos a cero, acaba empatando de forma injusta.
La alineación titular fue: Tejada, Fernando, Cañal, Fidi, Chusi, Alba, Berto, Javi, Tejido, Gálvez y Prendes. En el banquillo: Pimentel, Garci y Valentín.
Buen partido el jugado por nuestros juveniles en la “madrugada” del domingo 26 de enero, víspera de nuestro santo patrón, S. Enrique. Los verdes comenzaron dominando, aunque sin crear peligro. Del minuto 10 al 25, fue el S. Claudio el que pasó a tener más el balón, aunque no creó peligro real en ningún momento. Quien sí lo creó fue nuestro delantero Prendes, quien, con un buen derechazo, batió al meta contrario. Desde aquí el ataque teresiano se hizo más insistente y se generaron varios disparos de peligro. El juego de nuestra defensa fue más consistente. Hay que destacar especialmente la fortaleza defensiva de Fernando (jugó, sin duda, su mejor partido en lo que va de temporada) y Cañal. Los otros dos defensas, Fidi y Chusi, aunque con algún altibajo en la primera parte, demostraron solidaridad defensiva y esfuerzo. Ellos dos protagonizaron en la banda izquierda uno de los tiki-taka más espectaculares del partido. El centro del campo estuvo muy peleón en esta primera parte y, por momentos, se realizaron jugadas de mérito. Alba luchó y corrió como pocos. Su aportación defensiva ha de ser destacada. Sus tres compañeros de línea, Tejido (¡qué taconazo!), Javi y Berto no lo hicieron mal en absoluto. A Javi se le anuló un gol por fuera de juego inexistente y Berto marcó un gol de raza y clase al regatear y pelear un balón dentro del área contraria y colarle el balón por bajo al meta visitante. No olvidemos también la buena primera parte de Gálvez (gran lanzamiento de falta en la segunda parte) y Prendes. Pero quien estuvo perfecto en este primer tiempo fue Tejada. Solo recibió un disparo a puerta. Fue en el minuto 45 y respondió con una parada que firmaría el mismísimo Casillas.
En la segunda parte el S. Claudio salió a por todas. Presionó muchísimo y acabó empatando. El primer gol visitante llegó en una falta de entendimiento de los centrales y Tejada, que fue aprovechada por el delantero contrario para marcar ante la salida de nuestro portero. Dioni, magistral dirección del equipo desde el banquillo, dio entrada a Garci (siguió la línea de entrega y pundonor del compañero al que sustituyó) por Fernando, a Pimentel (velocidad y presión) por Berto y a Valentín (poco tiempo, pero mantuvo el tono de entrega de todos) por Tejido. Tejada volvió a tener dos buenísimas intervenciones y el resto del equipo luchó y se entregó sin poder ponerle un pero a nadie.
Por desgracia, apareció el espíritu de Murphy y el partido se fue enrareciendo a medida que transcurrían los minutos. Los nuestros recibían las patadas, los collejas, los empujones y las tarjetas. En toda fiesta debe haber una traca final, un colofón sublime que dé a los asistentes un motivo para recordar el espectáculo. Eso llegó cuando aquel pitó “de oído” penalti. Bien lanzado, gol y empate. Los minutos finales fueron un auténtico despropósito. Indignante ver cómo el árbitro reñía a nuestros jugadores cuando se quejaban por recibir una patada, les sacaba tarjeta por decirle que un contrario les había agredido, o por hacer una falta sin más. Vergonzoso. Y nuestra afición: excelente. Huelga a la japonesa: aplaudiendo.
Reflejo de lo que se vivió y tantas veces hemos vivido y viviremos es este diálogo con el que cierro esta crónica.
Esta historia no es real.
No es cuento ni epopeya.
Es drama y una tragedia.
Por eso la voy a contar.
Dicen que aconteció
entre dos que jugaban,
domingo por la mañana,
y el que arbitró:
B: Oiga, mire usted.
A: Calle o me enfadaré.
B: Me han dado una patada.
A: Calle. La pierna no está hinchada.
C: Por favor. Un momento.
A: Siga. Déjese de tanto cuento.
C: Me dieron un codazo.
A: ¿Con la mano o con el brazo?
C: Mi ojo está hinchado.
A: No lo veo tan maltratado.
C: Pero eso es tarjeta.
A: Esa no se muestra,
si la falta no se comete,
pequeño petimetre,
con la lengua.
Y allí se fueron,
sin levantar cabeza,
ambos expulsados
camino de la caseta,
por haberle comentado:
“Mi rodilla está hinchada”.
“Por este ojo no veo nada”.
Crónica de Jesús Manuel Prado Lafuente
RECORTES DE PRENSA
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